Joan Josep Barceló, sóc una altra persona

sóc una altra persona

no sé si podré. vull expulsar de les encletxes dels ossos
aquesta tendència a guanyar
un somni.
no sé si podré generar l’embrió que controla
l’amnèsia.

*

sono un’altra persona

non so se potrò. voglio espellere dalle fessure delle ossa
questa tendenza a vincere
un sogno.
non so se potrò generare l’embrione che controlla
l’amnesia.

(Da nòmades/Nomadi, Col. Binària. Ajuntament d’Algaida 2017 / Documenta Balear 2017)

Joan Josep Barceló, l’aire que t’envolta

l’aire que t’envolta

hi ha un mar vençut que ha infectat la prudència, ha soterrat el fred
que vol fugir més enfora.
ha deixat l’hivern esqueixat per no plorar més tard
en l’equidistància.

*

l’aria che ti circonda

c’è un mare vinto che ha infettato la prudenza, ha sepolto il freddo
che vuole scappare più lontano.
ha lasciato l’inverno strappato per non piangere più tardi
nell’equidistanza.

 

(Da nòmades/Nomadi, Col. Binària. Ajuntament d’Algaida 2017 / Documenta Balear 2017)

Joan Josep Barceló, Acquietandosi nel mare, la spina

assossegant-se en el mar, l’espina
és també una carícia
que s’afebleix lentament quan besa
les herbes marines.

tot és ferida i tendresa,
com la claror d’un sol radiant
que travessa
la ràbia fallida de la nostàlgia que s’esllavissa
per terra.

ella és només un rostre
del minimalisme cohesiu que rebutja
a ser soterrat
per la inèrcia infectada de sofre.

ella és l’esquerda degollada del vent.

ella és l’alternativa escollida.

*

acquietandosi nel mare, la spina
è anche una carezza
che si indebolisce lentamente quando bacia
le erbe marine.

tutto è ferita e tenerezza,
come la luminosità di un sole radioso
che attraversa
la rabbia fallita della nostalgia che scivola
sulla terra.

lei è solo un volto
del minimalismo coesivo che rifiuta
di essere seppellito
dall’inerzia infetta di zolfo.

lei è la crepa spezzata del vento.

lei è l’alternativa prescelta.

(Da de sang / di sangue, Il Convivio Editore 2018)

 

Juan Carlos Mestre, Ciò che so di me

LO QUE SÉ DE MÍ

Yo he nacido aquí junto a las altas lilas del verano
y los verdes racimos amargos de la aurora.

Yo he nacido entre las rosas que han muerto
y el mustio follaje de los jardines de un sueño.

En las transparentes alamedas que canta el ruiseñor
y abre el rocío con su cuchillo de cristal en la mañana.

Como la hoja que cae sobre un sepulcro
yo he pisado al nacer esta piedra y su luz me ha salpicado.

Como el que nace para la música y talla la madera o la roca
y escucha su voz crujir bajo el cincel y no pregunta.

Yo he nacido duro de corazón y equivocado,
pero vosotros me habéis dado la tierna mano de la primavera.

El que sopla las estaciones y hace reverdecer al árbol muerto
ha mirado esta rama joven que no ardía.

Al consumido en su luz y al que el amor destierra
mis días por igual se han parecido.

Como aquel que al entrar en su casa se encuentra con la mar
y goza y es feliz y se queda con ella para siempre.

Yo he nacido aquí antes de que mi corazón se diera cuenta
y una dulce mujer se acercara a mi sombra como madre.

Desde entonces he sido melancólico y triste
porque he contado los astros y la lluvia y la arena.

De lo ajeno he tenido la bondad de la tierra
y de lo mío la nada en su infinita certeza.

He visto a los hombres mirar hacia el cielo
como buscando la vida que junto a ti se les niega.

Y he padecido con el dolor entre todos
y no he cerrado la puerta al florecido en su odio.

Al que marcado con saliva se esconde de los muchos
lo he elegido más cerca de mi corazón que a los otros.

Y he contemplado a los pájaros
resolver en el vuelo el misterio del aire.

Yo he nacido aquí junto a la piedra de Cluny
donde brota el mirto su tallo en la maleza.

Pero no he sido feliz,
mi memoria se ha cansado de llover y esperarte.

Nada pudo la abundante espiga del dolor contra nosotros,
cuanto más me iba, más tu amor me aprisionaba.

Y así he sido claro bajo el sol y también fuente
donde suben a beber desde el fondo del mundo las estatuas.

Y un día, un día como hoy resplandeciente y puro
rozado tal vez por el deseo se acercó a la ventana mi figura.

Y al ver todo transido de pétalo aquel cuerpo
salí como siguiéndola y me perdí en su calle.

Yo te he amado pequeño pueblo entre dos ríos
donde supo mi corazón el don de la palabra y las alondras.

*

CIÒ CHE SO DI ME

Sono nato qui assieme agli alti lilla dell’estate
e ai verdi grappoli amari dell’aurora.

Sono nato tra le rose che sono morte
e il triste fogliame dei giardini di un sogno.

Nei trasparenti arboreti che canta l’usignolo
e apre la rugiada con il suo coltello di cristallo nel mattino.

Come la foglia che cade sopra un sepolcro
al nascere ho pestato questa pietra e la sua luce mi ha cosparso.

Come colui che nasce per la musica e taglia la legna o la roccia
e ascolta la sua voce stridere sotto il cesello e non domanda.

Sono nato duro di cuore ed equivocato,
ma voi mi avete dato la tenera mano della primavera.

Colui che soffia le stagioni e fa rinverdire l’albero morto
ha guardato questo ramo giovane che non ardeva.

Al consumato nella sua luce e a colui che l’amore dissotterra
i miei giorni hanno somigliato uguali.

Come chi entrando nella propria casa s’incontra con il mare
e gode ed è felice e con lui si ferma per sempre.

Sono nato qui prima che il mio cuore si rendesse conto
e una dolce donna si avvicinasse alla mia ombra come madre.

Da allora sono stato melanconico e triste
perché ho contato gli astri e la pioggia e l’arena.

Dell’estraneo ho avuto la bontà della terra
e di mio il nulla nella sua infinita certezza.

Ho visto gli uomini guardare verso il cielo
come cercando la vita che assieme a te si nega.

E ho sofferto con il dolore tra tutti
e non ho chiuso la porta al florido nel suo odio.

A chi marchiato con saliva si nasconde dai molti
l’ho avuto più vicino al mio cuore di tutti gli altri.

E ho contemplato gli uccelli
risolvere nel volo il mistero dell’aria.

Sono nato qui assieme alla pietra di Cluny
dove il fusto del mirto sboccia nel pruneto.

Ma non sono stato felice,
la mia memoria si è stancata di piovere e attenderti.

Nulla poté contro noi l’abbondante spiga del dolore,
più me ne andavo, più il tuo amore mi imprigionava.

E così fui chiaro sotto il sole ed anche fonte
dove salgono a bere dal fondo del mondo le statue.

E un giorno, un giorno come oggi risplendente e puro,
sfiorata forse dal desiderio si avvicinò la mia figura alla finestra.

E al vedere tutto afflitto di petalo quel corpo
uscii come seguendolo e mi persi nella sua strada.

Io ti ho amato piccolo villaggio tra due fiumi
dove il mio cuore apprese il dono della parola e delle allodole.

 

(Da Non importa ormai vivere bensì la vita, a cura di Tomaso Pieragnolo, Arcipelago Itaca 2019)

Francesca Lo Bue, L’ospite/El Huésped

L’ospite

Daniele, 6,17-21

Il mio ospite segreto,
padrone beffardo,
assente, immobile e illuso.
Lui ti porta alla notte,
alla madre,
alla tersa oscurità della piana sommersa,
al tuo sottosuolo arrogante.
Là, verso la grandezza dell’opera sconosciuta,
con tuo grido stizzito, la frenesia ridente,
e il gesto sornione dallo specchio.
Niente so,
aspetto ciò che appare.
Trascorre la vita nella forza del grido tenace
nella pena della parola già pronunziata,
nella sete silenziosa del non potere.
Sempre povero,
con una stella che si spegne con la luna,
e parla Daniele,
in un pozzo che brilla dei pellegrinaggi nella terra di Dio.

 

El Huésped

Daniel VI, 17-24

Mi huésped secreto,
mi dueño burlón.
Ausente inamovible, prudente e ilusionado.
Él te lleva a la noche, a la madre,
a la tersa oscuridad del llano sumergido,
a tu subsuelo arrogante…
Hacia la grandeza de la obra desconocida,
con el grito callado a cuestas,
al desvarío alerta,
al guiño de burla desde el espejo.
Nada sé,
espero lo que aparece.
Transcurre la vida
en la fuerza del grito perseverante,
con el agobio de la palabra ya pronunciada,
y la sed callada del no poder.
Y siempre pobre con una estrella dentro
que se apaga con la luna.
Y habla Daniel
en un pozo que brilla de las peregrinaciones en la
tierra de Dios.

 

(Da Il libro errante/ El libro errante, Edizioni Nuova Cultura 2013)

Eunice Odio, Carta A Uno Que No Viviò Como Quiso

Carta A Uno Que No Viviò Como Quiso

Hermano, amigo mío,

para ti esta carta que se hace esperar

como los renuevos del pecho en verano.

Te cuento que he pensado mucho en ti

y te veo ahora con tu cuello enclavado

huyéndole al torso y a las manos:

con esa tu manera de tener los pómulos

fuera de ti,

más lejos de tu piel que de tu nombre.

Como creo que te dije, voy a llegar de pronto

un día en que no viaje nadie,

un día desigual que acudirá a mis ojos

cuando yo lo llame

y desfilará por mi perfil

crecido de racimos y rebaños.

Pero ahora, precisamente ahora,

teniendo frente a mí una madre de Picasso

de la época azul,

una madre inundada de sus maternos ecos

y de sus propios verbos circundada,

por cuyos labios desemboca un niño

entrecortado y mínimo,

precisamente ahora – digo –

me aviene tu casa al recuerdo

y sé, por el olor y la pasión y el tacto,

lo que me va a decir cuando regrese:

lo del palote en la quietud del niño

y lo del delantal con iniciales,

a la orden del día en los acuerdos familiares.

«Pobre pequeño, se cayó del naranjo

la semana pasada, todo entero cayó,

y no le quedó arriba

más que una parte mínima de labio,

para llorar muy alto por la rodilla

y el vestido y la caída.»

Y la muchacha altísima con párpados de uva,

donde discurren por la tarde las golondrinas,

y la tía con peinetas en el pelo oloroso

y los brazos dulcísimos.

Y el pan a contraluz de terciopelo

a cuestas en los cestos deslumbrados,

el pan oído siempre,

en la forma mudable de los brazos,

el tierno pan

hermano primogénito del trigo,

cuya cadera se quebró en el llano.

El pan, hermano,

el pan,

pan de tu casa

y de la mía

y del hermano eterno que nos sigue.

El pan que justifica la blandura en paz,

el que hace que miremos para arriba la tierra,

el de la levadura trascurrida en un abrazo.

El pan del hombre que reposa

con mi cuello en su alma

y con mi vientre en su hijo;

el tuyo,

el mío,

el de todos.

Por el que,

cuando en las vendimias anochece,

todos preguntan si llegó a la boca,

o si es su olor de acostumbrada albura

que regresa a la boca,

que antes que el pan encarna

y es el verbo y la voz de la paloma.

Te he hablado del pan,

hermano,

y de tu casa

en que la levadura crece por la noche

y se la siente levantando

el edificio de la sangre;

en que la levadura

organiza el silencio que la habita,

agrupa el aire

y funda el agua que la hagan

honda materia congregada y pura.

Poco tengo ya que decirte,

si no es que para hablarte de todo esto

he dejado momentáneamente entre mis cosas:

libros, cuadros, trajes,

mi corazón en rama,

y estoy ahora tan cerca de su ausencia

que hasta ignoro su causa;

tan por debajo de él que he de regresar ya,

sin tardarme,

para ayudarle a realizar su oficio

de palpitar a tiempo y alcanzarme.

______________________

Lettera a uno che non visse come voleva

Fratello, amico mio,

è per te questa carta che si è fatta aspettare

come i germogli del petto nell’estate.

Ti scrivo che ho pensato molto a te

e ti vedo adesso con il tuo collo inchiodato

che fugge dal torace e dalle mani:

con questo tuo modo di tenere gli zigomi

fuori di te,

più lontano dalla tua pelle che dal tuo nome.

Come credo ti dissi, giungerò d’improvviso

un giorno in cui nessuno viaggia,

un giorno ineguale che accorrerà ai miei occhi

quando io lo chiamo

e si sfilaccerà nel mio profilo

cresciuto di grappoli e di greggi.

Però adesso, precisamente adesso,

che ho di fronte una madre di Picasso

della epoca azzurra,

una madre inondata dei suoi materni echi

e dei suoi stessi verbi circondata,

dalle cui labbra sbocca un bimbo

intermittente e minimo,

precisamente adesso – dico –

mi viene la tua casa nel ricordo

e so, dall’odore e dalla passione e dal tatto,

che cosa mi dirai quando ritorni:

del colpo nella quiete del bambino

e del grembiule con iniziali,

all’ordine del giorno negli accordi familiari.

«Povero piccolo, cascò dall’arancio

la scorsa settimana, tutto intero cascò,

e non gli rimase altro

che una parte minima di labbro,

per piangere a dirotto per le ginocchia

e il vestito e la caduta.»

E la ragazza altissima con palpebre d’uva,

dove discorrono nella sera le rondini,

e la zia con pettinini nella chioma odorosa

e le braccia dolcissime.

E il pane in controluce di velluto

sui declivi dentro cesti abbagliati,

il pane udito sempre,

nella forma mutevole di braccia,

il molle pane

fratello primogenito del grano,

il cui fianco si ruppe in pianura.

Il pane, fratello,

il pane,

pane della tua casa

e della mia

e del fratello eterno che ci segue.

Il pane che giustifica la mitezza in pace,

quello che ci fa guardare verso l’alto la terra,

quello del lievito che trascorre in un abbraccio.

Il pane dell’uomo che riposa

col mio collo nella sua anima

ed il mio ventre in suo figlio;

il tuo,

il mio,

quello di tutti.

È per lui che,

quando nelle vendemmie imbrunisce,

tutti domandano se arrivò alla bocca,

o se è il suo odore di abituato albore

che ritorna alla bocca,

che prima del pane incarna

ed è il verbo e la voce di colomba.

Ti ho raccontato del pane,

fratello,

e della casa

dove il lievito cresce nella notte

e lo si sente sollevare

l’edificio del sangue;

dove il lievito

organizza il silenzio che lo abita,

aggruppa l’aria

e fonda l’acqua che lo fanno

profonda materia radunata e pura.

Ho poco ormai da raccontarti,

se non fosse che per svelarti tutto questo

ho lasciato momentaneamente tra le mie cose:

libri, quadri, vesti,

il mio cuore in un ramo,

e sono adesso così vicina alla sua assenza

che quasi ne ignoro la causa;

tanto assoggettata a lui che devo già tornare,

senza attardarmi,

per aiutarlo a realizzare il suo compito

di palpitare a tempo e di bastarmi.

 

(Da Come le rose disordinando l’aria, a cura di Tommaso Pieragnolo e Rosa Gallitelli, Passigli 2015)

Francesco Fedele, La resaca

La resaca

 

Mi estómago cúmulo de escombros

de una silenciosa guerrilla de cada noche, escondida de los vuelos de mariposas siempre a la búqueda de luz,

no aguanta más,

quiere pararse y no logra digerir mezclas de infinito, es un precio demasiado bajo por su salario.

Mi cerebro hace huelga, yace casi muerto

y quiere siempre ser bombardeado hasta el explotar final,

feliz por no conseguir más pensar en sueños

de segunda mano,

destruirse por destruirse ¡qué juego malo!

Mis pies querrán un día caminar descalzos

por el paseo de estrellas o sobre una cama de palabras que cambiarían

el mundo,

con confianza en un futuro mejor, mejor para todos.

Mi corazón vaciado (traicionado por sí mismo) flota en medio cielo

arrastrado por un viento del sur ligero, hoja quemada de verano.

Hoy está de resaca toda mi negra alma,

e yo en todo mi mismo sé quien soy, lo que quiero, pero no dónde voy,

ni con quién marcharé en un ocaso de mil

y pico colores

pero adelanto pasos sobre pasos

sin cansarme de buscar mi carretera…

y cuando tendré en la mano la felicidad mi imagen en el cuadro envejecerá por mi. Sé quien soy

no adonde voy.

___________________

Il mio stomaco

cumulo di macerie

di una silenziosa guerriglia di ogni notte,

nascosta al volo delle farfalle

sempre alla ricerca della luce,

non ce la fa più,

e vorrebbe fermarsi e non riesce più a digerire mix di infinito,

è un prezzo troppo basso per il suo salario

Il mio cervello sciopera,

giace quasi morto

e vuole sempre essere bombardato

fino all’esplosione finale,

felice nel riuscire a non pensare a sogni di seconda mano,

distruggersi per distruggersi

che pessimo gioco!

I miei piedi vorranno un giorno camminare scalzi per un viale di stelle

o sopra un letto di parole che cambieranno il mondo,

con fiducia in un futuro migliore,

migliore per tutti.

Il mio cuore vuoto

(tradito da se stesso)

fluttua a mezz’aria

trascinato da una leggera brezza del sud,

come una foglia bruciata d’estate.

Oggi è in hangover tutta la mia nera anima

E io, con tutto me stesso so chi sono, quello che voglio,

però non dove vado,

né con chi marcerò in un tramonto di mille colori

però avanzo passi su passi

senza stancarmi di cercare la mia strada…

e quando avrò in mano la felicità

la mia immagine nel quadro invecchierà per me.

So chi sono

non dove vado.

 

(Da Vicolo Cieco, Leonida Edizioni 2012; traduzione dell’autore)